sábado, 31 de enero de 2015

Crítica de Autómata

Automata


El que probablemente sea nuestro actor más internacional y más valorado en la gran industria del cine que es Hollywood, Antonio Banderas, vuelve a la cartelera encabezando un ambicioso proyecto de producción y dirección nacional en un thriller de ciencia ficción atípico en la línea del cine español.

Gabe Ibáñez, que debuta en esto de la dirección cinematográfica, y por todo lo alto, nos trae una peculiar historia robótica que a más de uno le hará plantearse varias cosas y le ocasionará más de un quebradero de cabeza.
A pesar del notable reparto de la película, los avanzados efectos visuales y lo logrado del resultado final hay que reconocer la sobresaliente labor de este equipo de producción, como decimos en su mayoría español, teniendo en cuenta el más que limitado presupuesto con el que contaba la película.

Nada tiene que envidiar a películas blockbuster con cientos de millones de dólares en presupuesto que consiguen unos resultado, quizás, muy similares a los de "Autómata".

Tomando como base los principios sobre robótica que Isaac Asimov desarrolló en sus novelas y en su obra, las cuales ya inspiraron la película "Yo, robot", que protagonizó Will Smith allá por el año 2004, se conduce la historia de esta cinta.
A diferencia de "Yo, robot", que era una adaptación de la novela homónima de Asimov, "Autómata" se limita a inspirarse en los dos principios básicos establecidos por el mismo: un robot no podrá dañar a un ser humano y un robot no podrá manipularse a sí mismo ni a otros de su condición.


En un contexto tan concreto y cimentado, la película comienza presentándonos un futuro no muy lejano, se desarrolla en el año 2044, donde el 97% de la población mundial ha muerto por causas medioambientales y climatológicas se sucederán unos acontecimientos nada usuales.
Sólo 21 millones de humanos quedan en la tierra para habitarla. Los recursos son escasos, el clima y el medio los enemigos de los humanos y los robots son la respuesta humana para contrarrestar esta desolación que ha obligado a los hombres a vivir en ciudades valladas con recursos artificiales.

Aquí entra en juego la figura de Jacq Vaucan, un empleado de la empresa fabricante de los robots de uso doméstico y comercial que sirven a los humanos.
Toda la situación se complicará y cambiará la vida de Vaucan cuando, una serie de acontecimientos, le lleven a dar con unos robots que no poseen la segunda ley, y que por tanto son capaces de auto arreglarse, lo cual es un principio de moralidad y alma aparentemente impropio de su cualidad como máquinas.


Las películas con sentido y que nos hacen pensar desde la butaca del cine son algo que cada día escasea más y que, desde luego, supone un brote de aire fresco para el espectador que busca algo más al ver una película.
Gabe Ibáñez y Antonio Banderas han conseguido eso. Uno, desde su novel condición como director y el otro debutando en la tarea de productor, además de ser el protagonista de la cinta.

Banderas está, sin lugar a dudas, de diez en la película, y a pesar de interactuar con más intérpretes como la copa de un pino, pues comparte reparto con Robert Foster, Melanie Griffith y Dylan McDermott, es el propio Banderas el que acapara cámara y lleva el hilo de la trama.

La reflexión que dirige la película es una de las cosas que más en claro sacamos. El pensar hasta que punto son los robots o somos nosotros las máquinas predeterminadas para actuar de una manera u otra. O el porque de ser seres libres y vivos radica en cosas tan aparentemente simples como el respirar.
Son algunas de las conversaciones de la película las que se encargan tan acertadamente de llevar el control de estas valoraciones, lo cual imprime una nueva forma de pensar en el espectador.


En definitiva, a pesar de que en más de una ocasión las escenas se inician casi sin una presentación de la situación, lo cual favorece en cierto modo perderse un poco de la trama, y de pronto nos presenta a Vaucan en un vehículo sin saber que pinta ahí o como ha llegado, por lo demás es muy correcta la película de Gabe Ibáñez.

Este problema, que achacamos en cierta manera a algún que otro resbalón del propio guión, no significa que el guión de la película sea malo o flojo, pues este no es el caso, solo es que el cambio y la transición entre escenas no es la más acertada.
Al margen de esto su guión es bastante sólido, con esas conversaciones tan reflexivas que decimos y que la caracterizan.

La tarea de producción es sorprendente. Como el cine más clásico de ciencia ficción, más propio de Hollywood, llega a España con unos efectos visuales y especiales geniales, unas escenas de acción a la altura de las circunstancias y una trama digna de la obra de Asimov.

"Autómata" abre la puerta de la ciencia ficción en la industria cinematográfica nacional".

Valoración:

8/10





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