miércoles, 27 de mayo de 2015

Crítica de Perdiendo el norte

Perdiendo el norte


Si algo es seguro es que el cine español tiene más posibilidades de ganar en lo que a comedia se refiere. Si hace unos días hablábamos de que, no obstante, el cine nacional está empezando a introducirse con mucha fuerza en géneros como el terror, el thriller, la ciencia ficción o el policiaco con mayor maestría que hasta el momento, algo que es siempre una apuesta segura es la comedia.

Ese es el hilo de comienzo que toma la comedia "Perdiendo el norte", que si bien está formada por un equipo plenamente nacional, no tiene lugar en España sino en el corazón de Alemania.

Siendo cine con denominación de origen hispánica no es de extrañar que la reflexión política y la queja social estén más que latentes a lo largo de toda la película, lo cual puede resultar monótono pero no abusa en demasía de dicho recurso, lo cual se agradece.


La película parte de una situación que es bastante común en la actualidad, como es el desplazarse a otros países para poder encontrar un empleo.
Algo que España ha experimentado con gran dureza en los últimos años, pues ha habido una fuga de cerebros nacionales constante e inmensa.

Partiendo de esa premisa la película nos presenta a dos amigos, cada uno con su carrera y su master y, por supuesto, siendo la creme de la creme cada uno en su respectivo campo, que tras años de búsqueda de trabajo sin éxito y tras ver un documental sobre la esperanzadora posibilidad de empleo en Alemania, deciden tirarse a la piscina y viajar hasta Berlín para poder trabajar en lo suyo y con un sueldo de ensueño.

Sin embargo, al llegar a Berlín se dan cuenta de que, mucho más lejos de la realidad, no es tan fácil como parecía. Las empresas alemanas no aceptan trabajadores que no hablen alemán, los germanos toman a los españoles como estúpidos y, desde luego, ninguno de los dos consigue encontrar trabajo.

Por orgullo e incapacidad no pueden volver a España y revelar a sus familias que todo ha sido inútil, por lo que se ponen a trabajar en un restaurante turco en pleno centro de Berlín, donde conocerán a dos hermanos españoles, un chico y una chica, con los que deberán compartir piso y con los que a priori no parecen llevarse muy bien.


Nacho G. Velilla es el encargado de dirigir esta comedia que, sin ser ninguna maravilla del cine nacional, está bastante entretenida y cuenta con un amplio reparto de estrellas nacionales.

Yon González y Julián López dan vida a los dos amigos que se van de España a Alemania para buscar empleo dejando a sus respectivas familias y amigos atrás. Uno dedicado a las económicas y empresariales y el otro al mundo de la investigación científica irán descubriendo el bulo que se había formado con respecto a los trabajos en países como Alemania.

Blanca Suárez y Miki Esparbé se encargan de interpretar a esa pareja de hermanos que ya viven en Berlín cuando llegan los dos amigos, y aunque inicialmente la relación entre el personaje de Blanca Suárez y el de Yon González sea un poco tensa, y casi de odio, finalmente irán desarrollando unos sentimientos bastante más profundos el uno por el otro.

Junto a estos cuatro protagonistas José Sacristán. Ursula Corberó, Malena Alterio, Javier Cámara y Carmen Machi se encargan de completar el elenco protagonista de la película, que cuenta además con algún que otro cameo como el de Alberto Chicote o el de Arturo Valls. 


En definitiva, es una película entretenida, con su mensaje y un buen trasfondo social y moral, lo cual se agradece a la hora de ver una película. 

Si bien, las situaciones inverosímiles que generan la risa del espectador a veces rallan en lo repetitivo e innovan poco. Eso hace de la cinta algo predecible, permitiendo al espectador poder imaginarse el final de la misma habiendo visto los primeros cuarenta minutos de metraje.

El reparto está bien en la película. Si una interpretación sobresale es, sin duda alguna, la de Miki Escarbé, que da vida al yonki y perdido hermano de Blanca Suárez, corriendo a su cargo los mejores golpes de humor de la película y los mejores ratos.

Su misión, que al fin y al cabo es mostrar la realidad de los desplazamientos de población en búsqueda de mejores situaciones para ellos mismos y sus familias, la han conseguido plasmar, añadiendo además ese toque cómico que la hace más llevadera.

Por lo demás, lo más destacable es el ambiente que han usado como escenario natural de la película, es decir, la hermosa ciudad de Berlín, lo cual es un plus muy importante.

Valoración:

5/10




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