martes, 23 de junio de 2015

Crítica de Ahora o nunca

Ahora o nunca


Tras el éxito que tuvo "Ocho apellidos vascos" podríamos decir que la comedia española experimentó una leve transformación hacia un tipo de humor más clasista y elaborado que en ocasiones anteriores, donde los chistes verdes y el destape eran los encargados de generar la carcajada en el espectador, siendo cualquier entrega de la saga "Torrente" un claro ejemplo de ello.

Sin embargo, Martínez Lázaro estableció una nueva receta del éxito en lo que refiere al cine de comedia y es evidente que si los ingredientes de esa receta tuvieron éxito en ese momento, no sería de extrañar que lo vuelvan a tener en esta ocasión.

Otro de los puntos innegables que hay con respecto a "Ahora o nunca" es que, ya sea por su reparto,  por su historia o bien por una buena gestión en la campaña de promoción de la cinta, la película se ha convertido en un auténtico éxito de taquilla que en su primer fin de semana ha conseguido captar a más de 200.000 espectadores en estos tres días que lleva en cartelera.

Si bien la película mantiene esos elementos clave para el éxito de una película y tiene un humor bien llevado, que no obstante recae casi completamente en unos personajes determinados, resulta algo pesada en alguna que otra escena, que perfectamente son prescindibles para la trama.


La película nos presenta a Álex y Eva, una joven pareja que está a punto de casarse tras llevar siendo novios unos cuantos años. 
Sin embargo, quieren que su boda tenga lugar en un sitio muy especial para ambos. En Inglaterra, en el colegio de intercambio de estudiantes donde se conocieron y tras el cual empezaron a salir. 
El problema de la historia radica en que la suerte no estará con esta pareja en apenas ningún momento de la cinta, por lo que tendrán que luchar contra marea para conseguir que la boda pueda tener lugar y sea un éxito.

La racha de mala suerte para los novios llegará cuando el traje de la novia se retrase y no pueda estar a tiempo para coger el vuelo hacia Inglaterra. Esto obliga a Álex a quedarse en tierra con la mayor parte de los invitados a la boda, entre los que están los padres de los dos novios, y esperar a que llegue el vestido para poder coger un vuelo más tarde a Inglaterra.

Cuando por fin tienen el vestido y ya están todos en el aeropuerto se convoca una huelga de controladores que obligará al novio y a los más de veinte familiares, tanto de la familia del novio como de la novia, a buscar una solución.

La única solución factible consiste en mandar a los invitados en un autobús contratado por la hermana de Álex y que el novio y los padres viajen a Marsella en coche y allí cojan un vuelo directo a Londres. Capricho del destino, querrá que una nube volcánica imposibilite el vuelo desde Marsella y el avión se desvíe a Amsterdam.

Todo esto llevará a los novios a aplazar la boda en dos ocasiones, con tal de conseguir que el novio llegue al final. 
Pero no contentos con todo ello, tanto Álex como Eva, acompañada de su hermana y sus dos mejores amigas, tendrán que hacer frente a un problema gigantesco. El uno, por perder el traje de Eva  para la boda y tener un traje militar de Franco en lugar del vestido, y la otra por haber cometido un pequeño desliz durante una noche que salió de fiesta mientras esperaba la llegada de Álex.


En esta ocasión la encargada de situarse tras las cámaras para coordinar a los actores en "Ahora o nunca" ha sido María Ripoll.
La directora barcelonesa, que ya lleva muchos años de experiencia cinematográfica en dirección de numerosos largometrajes o episodios televisivos y documentales, ha conseguido realizar una transición artística notable al cambiar su tono más dramático hacia la comedia, odisea que se ha conseguido realizar con éxito.
La mano de la directora no deja ningún cabo suelto en el desarrollo de la película. Se puede percibir una gran labor de dirección que ha conseguido llevar a buen puerto el proyecto, pues el resultado es notable.

Sin embargo, el gran éxito de la película viene de la mano de sus protagonistas. Aunque si hubiese que hacer hincapié en uno, ese sería sin duda alguna el gran Dani Rovira. 
Su actuación, siendo esta su segunda participación interpretativa en un largometraje, consigue eclipsar a la de las otras estrellas cinematográficas de la película, que con muchos más años de experiencia en el séptimo arte, quedan desplazadas a un segundo plano.
Desde luego fue Martínez Lázaro el que dio con el ingrediente secreto para el éxito de la comedia española actual consiguiendo ayudar a Rovira a dar el paso de la comedia en teatro a la comedia en pantalla grande; pero no ha sido el único que ha visto en este una apuesta ganadora.

María Valverde y Clara Lago son las innegables protagonistas femeninas de la cinta, que están magníficas en pantalla. Sus papeles no son tan cómicos como los formados por el trío masculino por excelencia, pero son muy divertidas y sus actuaciones resultan convincentes y sinceras.

Los padres de los novios, interpretados por Jordi Sánchez y Joaquín Núñez, son los otros dos pilares cómicos que apoyan al personaje de Álex, Rovira. 
Dos señores entrados ya en la cincuentena que harán todo lo posible por ayudar a sus hijos a conseguir la boda de ensueño, que son tan cómicos e inocentes que uno tiene que reír con ellos por obligación. La química entre los dos actores y las situaciones tan inverosímiles de estos personajes en la película, cada uno con un personaje tan contrario al otro, son increíbles.


En definitiva, es divertida y bastante alocada. El guión de la película es muy original, a pesar de partir de una idea tan tópica como es la de una boda gafada con sus integrantes luchando por que todo salga bien.
Flojea en los momentos en los que trata de introducir tensión, drama o romanticismo, pues son escenas que rompen mucho con la línea de la historia y pueden llegar a cansar al espectador por su nivel de "pastelosidad".

El reparto, perfecto. Es lo mejor de la película. La incorporación de Melody yYolanda Ramos, además de los protagonistas ya mencionados, es muy acertadas; pues sus papeles son muy cómicos y aportan una frescura y veteranía simultánea a la película.

En cuanto a la labor técnica, sin lugar a dudas el cine español va demostrando poco a poco que, aunque nos cueste abandonar las temáticas cómicas de las últimas décadas, nuestro cine está a la altura del cine europeo, inclusive del cine francés, que también está viviendo una de sus épocas doradas, sobre todo en comedia, esta última década.
Unos planos interesantes, con una buena ejecución e iluminaciones llamativas en continuo contraste, a la vez que la introducción de unos elementos de transición bastante inusuales, son un punto muy interesante de la película y a la vez llamativo para el espectador.

Es muy recomendable el nuevo proyecto de Ripoll, que tiene todas los requisitos del éxito, que si bien podrían haberse conjugado algo mejor, ha conseguido tener un resultado bastante mejor de lo que se podría esperar. 
Las risas están aseguradas, no llegan al exceso pero tampoco se quedan en los dos golpes del tráiler y, desde luego, introduce un humor que es muy similar al de "Ocho apellidos vascos" en el sentido de ser un humor muy nacional, con trazas inteligentes y partes absurdas.

Valoración:

7/10








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