sábado, 4 de julio de 2015

Crítica de La señal

The Signal


El cine de ciencia ficción es uno de esos géneros que nunca aburren a los espectadores. Por norma general, una buena película de ciencia ficción, con unos elementos de thriller llamativos, es capaz de conseguir autenticas proezas tanto con la crítica como con la taquilla internacional, lo cual consigue catapultar al éxito a sus protagonistas y realizadores.

"La señal" es una de las últimas propuestas de este género que trata de mantener una tensión en aumento que tendrá al espectador dudando durante cada minuto sobre el desarrollo de la historia o las auténticas motivaciones o razones de actuar de sus protagonistas.

Una completa locura en la que la persecución, lo sorprendente y otros muchos elementos peculiares hasta el límite consiguen llevar a un resultado mediocre una historia bastante alocada que, sin embargo, podía haber llegado a prometer mucho más y haber tenido un mejor resultado.


La película trata sobre un grupo de tres amigos, dos chicos y una chica, siendo uno de ellos pareja de la chica, que emprenden un viaje por carretera para llevar a la novia del joven a una nueva ciudad donde está en proceso de mudarse.

Los tres jóvenes, estudiantes de una prestigiosa universidad tecnológica de los Estados Unidos y auténticos cerebritos para los ordenadores y los números, hacen contacto con un hacker muy superior a ellos que parece estar provocándoles continuamente.
Durante el viaje, los jóvenes dan con el paradero de ese hacker, llamado Nomad, y deciden ir a descubrir quien es y como consigue hacer todo lo que hace, siendo tan superior a ellos, antes de llevar a Haley a su nuevo hogar.

Al llegar descubren una casa vieja y abandonada donde Nic, Jonah y Haley serán víctimas de un suceso paranormal del que nada está muy claro.
Cuando por fin se despiertan, se encuentran en unas instalaciones del gobierno, que les somete a múltiples y variadas pruebas para determinar la naturaleza de la situación que vivieron, aparentemente alienígena.

Sin embargo, nada es lo que parece ser. Y los jóvenes no deberán confiar en nadie si realmente quieren salir juntos y con vida de ese lugar tan extraño, con gente tan extraña, y que recuerda mucho al concepto del Área 51.


William Eubank es el encargado de dirigir este thriller de ciencia ficción tan llamativo y sorprendente a la vez.
Este es el segundo trabajo que el director realiza en largometraje, sin embargo, podría considerarse su Ópera Prima en cuanto a diferencia de recursos, de trama, de personal y de reparto.

La labor de Eubank es de lo más memorable de la película, que consigue salvar las flaquezas del guión y la historia con una buena ejecución de las escenas y su montaje.

En cuanto al reparto, Brenton Thwaites ("Maléfica"), Olivia Cooke ("Ouija") y Beau Knapp ("Super 8") son los tres jóvenes actores que dan vida a Nic, Haley y Jonah respectivamente y que tendrán que hacer casi cualquier cosa por conseguir salir de esas instalaciones con vida.

Por otra parte, el veterano actor Lawrence Fishburne ("Matrix" o "Apocalypse Now") es el encargado de aportar ese toque de experiencia a la cinta con una llamativa e interesante actuación, dando vida al científico jefe que está analizando a los tres jóvenes.


En definitiva, no se podría decir de "La señal" que sea una mala película, pero por desgracia, tampoco sería del todo acertada calificarla como una obra de arte de este género cinematográfico.

Unos planos muy interesantes, que combinan la acción actual con recuerdos pasados a modo de flashbacks, que recuerdan mucho a los de "El hombre de acero", elevan la calidad fílmica del proyecto junto con unos escenarios pintorescos y unos efectos digitales sorprendentes.
Sin embargo, esos factores no consiguen pesar lo suficiente como para convertir la película en una buena película.

La labor de dirección que ha desarrollado Eubank con "La señal" es acertada. El fallo reside fundamentalmente en esos deslices o lagunas que la historia y el guión tienen, presentando a unos personajes predecibles y maleables, que no obstante, consiguen evolucionar a lo largo de la película.

Las interpretaciones de los jóvenes actores están muy a la altura de la de Fishburne, que en esta ocasión se queda algo eclipsado, de alguna manera, por lo convincente de sus actuaciones en varias escenas, destacando el papel de Thwaites, que lleva la voz cantante.

A medida que se acerca el final de la película la historia se vuelve más llamativa e interesante. Se vuelve menos predecible y acaba culminando en un punto que parecía inimaginable al principio del todo. 
Factor que consigue elevar hasta un aprobado el resultado final.

Valoración:

5/10



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